Preso en la
máquina
El pescador introduce la
ganancia en un callejón angosto
esta maquinaria no tiene
hambre, pero necesita defecar
una pareja heterosexual para un
niño
una joven que consagre su sexo
al espíritu de la historia
y caminantes antes que paseantes.
Bajo su uniforme, te vas a
encontrar con su mirada
y en ella hay una imagen:
un niño que se cuelga
la toalla a la espalda
dispuesto a saltar desde la
ventana.
Miro extrañado al operario
que conecta a su carne cables
cortados
invocando a la noche
¿Será que aprecia el ruido tras
sus orejas
el ritmo repetitivo del metal en
su cerebro?
El pescador habla de la máquina
y solo podemos imaginarla
temer que los cables cortados
se queden doblemente en el suelo
pero hay que juntar
incredulidad para no creer en su palabra
palabra que terminó invocando
solo sus sílabas
dando forma a los pescadores de
hombres.
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