Carretera
costera
Al
escuchar la memoria de mis lapiceras
me
invaden los ladrillos cayendo de mi espalda
soñando
corriendo por la carretera;
desde
mi puerta un paso hacia bosques costeros
codo a
codo con los vehículos de autopista plástica
pero sin
asumir su rito.
A esa
carrera la siento morir noche a noche
y el asfalto aun no se derrite.
Un
maratonista pluricelular jugaba en él
ensayando
el armado de un rompecabezas
que
desconocía por completo
En el
regreso ya no quedaban canciones viejas
las
plantas secas y la tierra
son
piezas que ahora no se encontraban sobre
mi mesa
pero ¿qué más podía hacer?
Conozco
el camino
y por
ello intenté correr con cierta tranquilidad
hacia atrás y hacia delante.
Hoy,
me llegan recados de calles nuevas
sin ningún tipo de simbología
solo
con espacios para nuevas correrías, recuerdos y sangre.
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