miércoles, 18 de febrero de 2015

Fotografías en Uyuni


El desierto de sal es la tragedia natural con más fantasmas en el mundo. Parido entre lava y agua, el salar refleja al universo,  como si en su estructura molecular se encontrara la llave que buscaba Baudelaire en el bosque. Los turistas ocasionales juegan a transgredir el tiempo y las posibilidades de la física tomando fotos graciosas, sin prever que hay cosas peores que un tiranosaurio perdido y hambriento, o distorsiones más comprometedoras que una mujer bailando en tus hombros. La realidad golpea duro tras cada foto, aunque esto no se evidencia porque el entorno natural es ruido blanco desnudo, y los caminantes confrontan la esperanza de aventuras mágicas con el espacio en blanco entre sal y cielo. Las fotos intentan resguardar  sus jugueteos,  en este ruido blanco siempre estuviera la posibilidad del dibujo. Dato curioso: los satélites, desde el espacio, calibran sus ojos enfocándose en este lugar.

El desierto de sal puede ser una metáfora de la vida en la ciudad, del espejo de gimnasio, de una sala de cine, de la vida conyugal en las bodas de plata. Imagino al desierto como un espejo que mira fotografías de personas que ahora están en cualquier lugar del mundo, preocupadas de sus asuntos. En mi memoria, los turistas europeos corren de los dinosaurios, las chiquillas bailan sobre tu mano solamente en el fondo blanquecino de tu frente, y puedes conversar con el guía boliviano que nos ha transportado en su jeep desde Chile hasta aquel lugar.  En tan solo un día, la vida completa tuvo cabida entre el cielo y la sal.

2 comentarios:

  1. Muy interesante tu blog! Te invitamos a seguir nuestro blog de poesía y narrativa, un saludo!

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