Fotografías en Uyuni
El
desierto de sal es la tragedia natural con más fantasmas en el mundo. Parido entre lava y agua, el salar refleja al universo, como si en su estructura molecular se
encontrara la llave que buscaba Baudelaire en el bosque. Los
turistas ocasionales juegan a transgredir el tiempo y las posibilidades de la
física tomando fotos graciosas, sin prever que hay cosas peores que un tiranosaurio perdido y
hambriento, o distorsiones más comprometedoras que una mujer bailando en tus
hombros. La realidad golpea duro tras cada foto, aunque esto no se evidencia
porque el entorno natural es ruido blanco desnudo, y los caminantes confrontan la esperanza de aventuras mágicas con el espacio en blanco entre sal y cielo. Las fotos intentan resguardar sus jugueteos, en este
ruido blanco siempre estuviera la posibilidad del dibujo. Dato curioso: los satélites, desde el espacio, calibran sus ojos enfocándose en este lugar.
El
desierto de sal puede ser una metáfora de la vida en la ciudad, del espejo de
gimnasio, de una sala de cine, de la vida conyugal en las bodas de plata. Imagino al desierto como un espejo que mira fotografías de personas
que ahora están en cualquier lugar del mundo, preocupadas de sus asuntos. En mi memoria, los turistas europeos corren de los dinosaurios, las chiquillas bailan sobre tu mano
solamente en el fondo blanquecino de tu frente, y puedes conversar con el guía boliviano que nos ha transportado en su jeep desde Chile hasta aquel lugar. En tan solo un día, la vida completa tuvo cabida entre el cielo y la sal.
Muy interesante tu blog! Te invitamos a seguir nuestro blog de poesía y narrativa, un saludo!
ResponderEliminarMuchas gracias, pasaré por ahí!
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